martes, 4 de octubre de 2011

Clases Semi-Presenciales: Claves de una aventura profesional

Hace poco más de un año me invitaron a participar en una reunión con una joven de la unidad “elearning”. “¿En cuánto?”, le respondí a mi coordinadora. “Has sido escogido para trabajar en la modalidad semipresencial”. Reaccioné como la primera ley de Newton: Inercia.

¡Un momento! ¡No piense que mi estado de reposo se debía a la resistencia al cambio! ¡Qué va! Pero creía que el uso del aula virtual en esta modalidad debía justificarse, que lo nuevo debía ir más allá de la pasión por lo último. Y francamente mis primeras experiencias en el uso de la plataforma me dejaron un sabor a “sí, pero…”
Como una fuerza externa, unas pocas actividades cambiaron mi estado de reposo. Jamás imaginé que mi resistencia natural se convertiría en un movimiento uniformemente acelerado hacia una fascinante aventura.
Cuatro semestres a cuestas me han ayudado a adquirir ciertas claves para lograr que el uso de la clase semipresencial sea más que tecnología. Las siguientes han sido las claves de mi aventura personal en el aula virtual:
  • Orientar a los estudiantes en la semana presencial sobre las actividades y tareas que encontrarán en el aula virtual. Es cierto que el foro de novedades informa sobre los ejercicios a realizar, pero unas pinceladas preparan a los estudiantes a lo que será su trabajo en la semana virtual.





























  • Escribir con claridad la consigna. A veces suponemos que nuestras instrucciones se escribieron a la luz del sol. Todo está claro. Por supuesto, para usted y para mí…no para el estudiante. El uso de oraciones breves, la composición del texto en espacios dosificados, tamaño de letras y colores apropiados son recursos que facilitan la lectura de la consigna. A veces, varios chicos que preguntan lo mismo sobre una tarea me han ayudado a entender que la consigna necesitaba rescribirse.


  • Ofrecer un menú variado. Podemos comer langostas por dos o tres días -¡dichoso el que pueda!-, pero al cuarto hasta una berenjena sabe a gloria. Es normal que al principio recurramos a las actividades y tareas que mejor manejamos. Aún así, explorar las diversas posibilidades de la plataforma enriquecen la experiencia y dan un colorido a la clase. Si sólo colgamos documentos Word o PDF, estaremos obviando el potencial audiovisual del aula.
















Dosificar las actividades: grado de complejidad, individual/colaborativa, formativa/sumativa, uno o más intentos, etc. Con cada experiencia, he ido afinando los objetivos de los ejercicios. Mi sugerencia es iniciar con las actividades más sencillas, con más de un intento y mayor tiempo de ejecución. De esta manera, dará tiempo a que el estudiante cobre seguridad en la forma en que uno lo evaluará.



  • Responder en breve a las inquietudes del estudiante. No dudaría en señalar a esta clave como la máxima de oro. El uso efectivo de los foros y de los correos agregan la pizca de sal humana a una máquina “insípida”. Por el contrario, la falta de respuesta al alumno le deja un sabor a lejanía que termina con la pérdida de la motivación.
























  • Corregir con retroalimentación el desempeño de las tareas. Hay que estimular el trabajo bien hecho y ser específico en cuanto a qué debe mejorarse. Aproveche el aula virtual para señalar los aspectos personales del estudiante y las clases presenciales para que discuta los logros del grupo y refuerce los puntos débiles.









































  • Entender que la tecnología también falla. Ya sea que el cuestionario no abra, un archivo no suba… “no panda el cúnico”. No olvidemos que errar es de humanos. En no pocas ocasiones, al aprender las vocales del aula virtual, un fallo nuestro en la preparación del ejercicio era el supuesto fallo. En otros casos, sí, había fallos técnicos. ¿Dónde no los hay? Un plan B salvó el naufragio.



  • Recordar la máxima: la práctica hace al maestro. Aunque los primeros pasos tal vez sean lentos, arduos y estresantes, la experiencia marcará un caminar más firme. Como dijo Machado, “se hace camino al andar”.
















Es posible que el dicho “Nadie aprende en cabeza ajena” sea una verdad en el uso del aula virtual. A menos que usted inicie paso a paso los usos de la plataforma, no podrá darse cuenta si la modalidad semipresencial es una aventura fascinante. En mi caso, lo fue. Sirvan estas claves para ayudarle a un mejor desempeño en su tarea.

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