Enero, febrero, marzo, del año siguiente. Con nuevos bríos los ejecutivos inician la implementación de su plan, que luego, al enfrentarse a los retos del día a día queda olvidado en un archivo y sólo es recordado en los momentos en que el departamento de Gestión del Talento Humano, o como decidan llamarle en su empresa, les recuerda que deben de enviar sus indicadores.
¿Qué pasa? Por qué gastar tantos esfuerzos y recursos en un plan que al final del año, siendo muy optimistas, llega a cumplirse en un 70%?
Stephen Covey, en su libro el Octavo Hábito, presenta un estudio realizado por Harris Collins Group sobre la brecha existente entre la planificación y la ejecución. Dentro de sus conclusiones se encuentran:
- Sólo el 15% de los empleados conocían cuáles eran las metas y prioridades de la empresa (Misión, Visión, Valores, Objetivos Estratégicos).
- El 81% de los encuestados reveló que no estaba comprometido con las metas, no las encontraban apasionantes.
- Los empleados reportaron que sólo dedicaban el 49% de su tiempo para lograr las metas más importantes, el 51% del tiempo restante lo dedicaban a resolver problemas urgentes, no importantes, que muchas veces no tenían que ver con las prioridades de la empresa.
- El 51% de los encuestados afirmó que no sabían qué debían de hacer para alcanzar las metas más importantes. Estaban comprometidos, pero no sabían qué hacer.
- Involucre: todo el personal, sobre todo el de base que es quien realmente ejecuta los lineamientos estratégicos, debe de conocer cuáles son los objetivos y las prioridades de la empresa. Es necesario mantener una comunicación abierta, de arriba hacia abajo, para que todos se sientan parte responsable del logro de los objetivos.
- Mida los resultados: mida constantemente, no al final del mes, del cuatrimestre o del año, porque, ¿De qué sirve saber que sólo logramos el 70% del presupuesto al final del mes? No podremos hacer nada para solucionarlo. En cambio, si vemos que la primera semana no fue buena, podemos tener 3 semanas más para cambiar los resultados.
- Premie y reconozca el trabajo bien hecho: el reconocimiento es una de las herramientas más valiosas y baratas de la motivación. Refuerce lo positivo, felicite a los que logran los resultados.
- Corrija el trabajo mal hecho: el líder debe de ayudar a sus seguidores a mejorar y para ello es importante corregir los comportamientos y las estrategias que no están contribuyendo al logro de los objetivos.
- Cambie las estrategias que no dan resultado: Albert Einstein decía que "loca es aquella persona que desea resultados distintos haciendo siempre lo mismo". Si las estrategias no están ayudando a lograr los resultados ¡Cámbielas!
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